sábado, 25 de febrero de 2017

¿Qué hacer con el número de cesáreas?

Para analizar este tema, que se ha tornado en polémico, recurrí a la opinión de un experto, catedrático de la especialidad

El Dr. Justo Alonso Tellechea. Profesor de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de Montevideo. Asiste partos y cesáreas desde 1980, teniendo en su haber más de 8.000 nacimientos. Ha enseñado la especialidad a médicos y parteras desde 1983.


Un lindo parto es un evento feliz, magnífico, casi mágico. Un lindo parto es aquel que se logra en un embarazo de término (37 semanas o más de gestación), que se cumple en un tiempo prudencial, con una madre preparada adecuadamente, en el que el dolor es soportable, y que culmina con el nacimiento espontáneo de un recién nacido vigoroso.

El parto es el momento fisiológico de mayor riesgo de vida para el ser humano, tanto para el feto-recién nacido como para la madre. La mayoría de las mujeres prefiere un parto normal a una cesárea. Sin embargo, la tasa de cesáreas continúa creciendo en mundo. El Uruguay no escapa a esta tendencia y, por el contrario, muestra un crecimiento de la tasa de cesáreas mayor que en el resto del mundo.

Hasta 1940 era relativamente frecuente la muerte del producto de la concepción y de la madre. Todos conocemos historias antiguas de mujeres que “murieron de parto” y niños que murieron en el parto o quedaron con secuelas para toda la vida.
Con la evolución del conocimiento, afortunadamente en el siglo XXI la posibilidad de que esto ocurra ha descendido marcadamente, al punto de que en nuestro país el riesgo de que una madre “muera de parto” es menor a 1 en 10.000 partos. También ha disminuido dramáticamente la posibilidad de que una mujer presente complicaciones para el resto de su vida.

Simultáneamente, el riesgo de que un feto o recién nacido muera por eventos adversos relacionados al parto, o que presente secuelas luego de un parto de término con los cuidados apropiados, es menor a 1 cada cien partos.

Además, la especie humana es la única que precisa de ayuda en el momento de parir, el resto de los mamíferos tienen su parto en soledad. La participación de personal entrenado (parteras y/o médicos) es imprescindible para el parto en la especie humana, ya que disminuye notoriamente la posibilidad de complicaciones.

No hay ninguna duda: el parto, aún el más normal y fisiológico, debe asistirse en el medio apropiado (institucional: hospitales que cuenten con todos los medios para hacerse cargo adecuadamente de una complicación, con sala de operaciones, anestesista, banco de sangre, laboratorio, y todos los profesionales capacitados para su asistencia adecuada). De 10 a 30 por ciento de los partos normales presentan alguna complicación que requiere asistencia médica para la madre o el feto-recién nacido.

Dentro de las intervenciones médicas en el parto, la cesárea es una de las más frecuentemente utilizadas.

La operación cesárea es, por otro lado, la intervención quirúrgica más frecuentemente realizada en el mundo: se hacen más cesáreas que apendicectomías y que cualquier otra operación.

Nuestro país ha pasado de tener una tasa de cesáreas menor al 1 % en 1950 a más del 40 % en este año. No es el único país en que ocurre esta “epidemia” de cesáreas, sino que acompaña al resto de Latino América y el mundo, siendo este fenómeno mayor en nuestra región que en las demás. Cada año los medios de prensa dedican atención a este fenómeno en el período que el Ministerio de Salud divulga los datos obtenidos del año anterior.

Esta “epidemia” es motivo de preocupación para todo el planeta, salvo en África donde existe en la mayoría de los países una carencia de personal capacitado y medios adecuados para la asistencia del nacimiento. En este continente la mortalidad materna, perinatal e infantil presentan cifras comparables con el Uruguay de 1950.

Cuáles son los motivos por los que el número de cesáreas continúe creciendo a este ritmo que parece imparable?

Sin dudas las causas por las que nos enfrentamos a este "epidémico" aumento de la tasa de cesáreas son múltiples, tanto en nuestro país como en el resto del mundo:

  1. La medicalización del parto, lo que, bien entendido, significa que la asistencia del parto está a cargo de médicos entrenados.No debe confundirse con el término “violencia obstétrica”. Este término es usado por organizaciones que promueven el parto domiciliario y con el mismo pretenden hacer creer aparentemente que los gineco-obstetras actuamos con violencia con nuestras pacientes. Nada más alejado de la verdad.
  2. La disminución de los riesgos quirúrgicos.
  3. El aumento de las exigencias de las familias: queremos un recién nacido y una madre sanos.
  4. El aumento de las demandas en obstetricia por partos con malos resultados, asociado al hecho de que estas son excepcionales en cesáreas.
  5. El aumento de edad de las madres
  6. La disminución del número de hijos por familia.
  7. La cesárea a solicitud de la mujer: existe un número creciente de mujeres que no desean tener un parto por diversos motivos. Se incluyen en estas aquellas mujeres que creen que la cesárea tiene menos riesgos que el parto para ellas y sus hijos, lo cual no es cierto en todos los casos. También están en este grupo las mujeres que tienen temor al dolor del parto y aquellas que no quieren correr riesgos de presentar lesiones definitivas en vagina y vulva.
  8. El aumento de la frecuencia de embarazos múltiples por las técnicas de reproducción asistida. 
  9. La evidencia de que el parto en presentación de nalgas es más riesgoso que la cesárea para el feto.
  10. El avance de los métodos de diagnóstico prenatal y de los de vigilancia de la salud fetal: tenemos los métodos apropiados para diagnosticar problemas en el feto (restricción de crecimiento intrauterino, hipoxia fetal - falta de oxígeno -, sufrimiento fetal en el parto, patologías maternas y muchos otros), la mayoría de los cuales requieren una cesárea.
  11. La mayor expectativa de vida y el hecho de que la patología del piso pelviano (prolapso, incontinencia de orina, trastornos en la sexualidad, etc.) se da con mucha frecuencia en mujeres que han tenido partos y son excepcionales en aquellas que no.


La semana próxima publicaré el resto del aporte del Profesor Justo Alonso, que entiendo permitirá ver la realidad de las cesáreas en su justo término.




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